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Prioridades jóvenes para fondos UE. Realidad juvenil extremeña y políticas públicas de futuro.

Hacia un cambio de paradigma en el diseño de políticas públicas

Una de las apuestas más decididas en el ámbito de política públicas por las organizaciones juveniles, son las agendas, estrategias y políticas a largo plazo. La misma naturaleza, de organizaciones como el CJEx, se asientan en la necesidad de acometer las políticas con una visión de futuro suficiente como para al menos imaginar los impactos que puedan tener sobre las generaciones futuras. Aunque en épocas recientes se están dando pasos en este sentido, seguimos en unos estadios iniciales de contacto y pulso de opinión juvenil, más que alcanzar modelos y protocolos que integren las necesidades de la juventud, analicen su realidad de modo objetivo y se muestren los escenarios y resultados previsto a largo plazo.

Despoblación, envejecimiento y políticas de juventud

El envejecimiento de nuestras sociedades es patente, lo que inclina de un modo decisivo la edad media del electorado y la pérdida de peso demográfico, social, económico y político de la juventud. Esta reducción del peso demográfico de la juventud la podemos ver asociada con la primacía de políticas que se abordan con urgencia asumida per se, frente a la cronificación de otros problemas políticos.

El descenso del peso de la población juvenil se produce por la confluencia del envejecimiento de los baby boomers con la tendencia a la baja de la natalidad en las cohortes posteriores. Si el diseño de las políticas sigue excesivamente influido por su peso demográfico, la juventud no solo seguirá en una situación de precariedad estructural, sino que a medio plazo la veremos convertida en una situación crónica que podemos empezar a detectar ya.

Una alternativa factible. Agendas institucionales a largo plazo y alianza intergeneracional

Los datos del INE y los informes de las agencias regionales sobre despoblación rural son alarmantes, pero no son nuevos. El enquistamiento de las crisis económicas en la región parece no terminar, la concentración de población en núcleos urbanos y su movimiento permanente a centros de atracción como Madrid o fuera del Estado, son la norma desde hace décadas.

No hablamos de una experiencia juvenil enriquecedora, como supone la etapa Erasmus para las y los alumnos universitarios, sino de una dinámica secular iniciada en la década de 1960 y que no ha cesado.

La alarma se produce ahora por dos hechos que desde el CJEx reseñamos de manera persistente:
– Saldo migratorio juvenil negativo

– Envejecimiento de la población rural

Si hablamos con los vecinos de zonas de ocio próximas a los centros universitarios de la región nadie creerá que Extremadura pierde miles de jóvenes todos los años, pero si vemos la estructura poblacional de nuestros pueblos encontraremos una verdad que desde la Junta de Extremadura se debería analizar y cuantificar con mayor detalle.

No solo vemos despoblación y envejecimiento en el medio rural, sino que la actividad económica y la vida social en los más pequeños se reduce a actividades asistenciales o comerciales reducidas a suministros cada vez más elementales. Salvo puntos industriales o agroganaderos, concentrados también en las cabeceras de comarca, la actividad económica o industrial rural es cada vez más limitada.

El discurso de la Junta de Extremadura se apoya principalmente en la Agenda 2030 y en la aplicación transversal de los ODS de la ONU. El gran reto de los ODS viene marcado por el impacto que tienen en el diseño de políticas públicas, en el seguimiento de los mismos y en la evaluación de los resultados. Sin embargo, debemos asumir que los ODS se integran en una agenda institucional de base internacional acostumbrada a trabajar con horizontes amplios, revisables y poco ambiciosos en pro del consenso. Frente a esto, tenemos una tradición política española basada en el cortoplacismo y la dificultad para construir políticas de Estado, fruto del consenso entre partidos, instituciones y organizaciones. El único proceso político basado en el diálogo y el consenso parlamentario en España ha sido, desde 1995 el Pacto de Toledo, que desde 2019 se encuentra amenazado por la posición contraria de la actual tercera fuerza parlamentaria. Es por ello que multitud de agendas políticas internacionales, cargadas de mensajes políticos muy potentes, acaban convertidas solo en acciones de maquillaje institucional sin opciones de calado en reformas profundas y cambios metodológicos.

Frente a ello, desde el CJEx apostamos por el empleo de la Agenda 2030 de la ONU como palanca para el cambio metodológico en el diseño, implementación y evaluación de políticas públicas por parte de las administraciones. Para ello destacamos que se apueste por:

Procesos participativos con todos los actores implicados, directa o indirectamente. La participación en el diseño de las políticas no debe ser un ejercicio testimonial o una campaña de marketing institucional, sino que debe basarse en la asimilación al proyecto, programa o estrategia de la realidad, necesidades y demandas de la población, los sectores y los actores implicados.
Informes y análisis previos. La natural tendencia de todas las organizaciones públicas a la maximización presupuestaria, la defensa de sus competencias y el control organizacional, dificulta asumir cambios drásticos por imperiosos que sean. Es por ello que debemos basar el proceso técnico en datos independientes y recoger aquellos indicadores objetivos que sirvan para medir las variables que se establezcan.

–  Objetivos de retorno social de las políticas. Puede parecer redundante pero demasiados programas son fruto de la inercia y actores apalancados que no permiten la entrada de otros. En este sentido podemos tomar los ODS como referencia general y su desglose sobre metas a las que atribuir los diferentes indicadores.

–  Determinación de indicadores objetivables. Los indicadores serán la base para la medición eficaz de una política, así como para la implementación de cambios a lo largo de la misma. La actual selección de indicadores es demasiado simple y suele sustentarse en números totales que en gran medida no reflejan la realidad. Un descenso en la tasa de paro puede ser tan negativo como un aumento significativo, si no añadimos a la variables desempleo, la de precariedad, con indicadores de estabilidad, número de horas, ingresos, etc.

–  Co-Diseño y Co-Gestión de políticas públicas. Más allá de los cambios que diferentes agendas reformistas han aplicado a los sistemas administrativos en el norte de Europa (con una cultura de agencificación mucho más arraigada) o modelos de externalización y mercado público de los modelos anglosajón o continental, desde el CJEx consideramos que la Admón. regional debe integrar a los stakeholders en todos los procesos, y en aquellos casos en que sea posible llevarlos al mismo proceso de gestión pública. De inicio supondría un choque con la mentalidad administrativa imperante, pero es el método con el que ya se trabaja dentro del contexto de la mayoría de proyectos europeos, que debemos reconocer en cierta medida como un intento de impulsar cambios metodológicos.

–  Seguimiento e implementación, o implementación automática. El empleo de análisis e indicadores adecuados es fundamental para constatar en qué medida el gasto público está generando retorno social, así como dilucidar los motivos del éxito o fracaso de los mismos. Desde el análisis de casos de buenas prácticas en las diferentes agendas europeas como los European Development Days o la Green Week, pasando por el Banco de recursos del INAP, hay innumerables referencias para analizar y plantear alternativas. Por otro lado, en el mismo diseño se pueden marcar umbrales que rebasados obliguen a implementar cambios, como aumentar recursos en proyectos exitosos, cancelar y sustituir los ineficaces o modificar los ineficientes.
Evaluación de políticas públicas. Las evaluaciones de políticas públicas son eficaces cuando su objetivo es reiniciar del mejor modo el siguiente ciclo de política pública. Sin embargo, suelen ser ejercicios poco transparentes y centrados en volúmenes de usuarios y recursos destinados, no en el impacto real sobre la personas. Por otro lado, la resistencia al cambio de la cultura administrativa provoca que algunos programas se destinen a fines distintos para los que fueron concebidos, por lo que medir su retorno social se complica aún más.

Políticas de juventud y para la juventud en Extremadura como motores del cambio

La juventud se encuentra en una situación tan precaria, que sumada a la baja natalidad (retroalimentada por la baja emancipación) y la despoblación juvenil, que debemos diseñar todas las políticas de calado, por lejanas que puedan parecernos, con el foco puesto en los impactos directos e indirectos en la juventud. Más allá de la batalla por las políticas afirmativas de juventud, a la que el CJEx no renunciará nunca, debemos poner sobre la mesa la necesaria implementación del interés de la juventud en las políticas motoras del cambio, ya sean económicas, industriales, sociales o laborales.

Potencial de futuro para oportunidades presentes

El discurso político convencional siempre pone el foco de la juventud en “el futuro” como una visión etérea y carente de realidad. Hoy somos conscientes de que la ausencia de la juventud en políticas del presente no se traduce en un futuro mejor, sino todo lo contrario. El desinterés por los intereses políticos de la juventud se traduce, generación tras generación, en peores frutos a futuro de políticas cortoplacistas.

Dentro del marco de la Economía Verde Circular y los ODS, Extremadura tiene potencial de generar desarrollo económico, social e incluso demográfico. Hay diferentes factores que nos deberían beneficiar ya y a los que debemos sacarle todo el partido posible:

– Políticas sobre la descarbonización económica

– Región verde y no contaminante (con excepciones llamativas y algunas recientes)

– Posible relocalización industrial hacia Europa de producción con criterios sostenibles y tecnificados

– IV Revolución Industrial y cambio de los criterios para la ubicación de industrias y zonas industriales

– Demanda de productos agroalimentarios ecológicos y producción ganadera desde criterios de Bienestar Animal

– Impulso a la renovación digital de los sectores público y privado

– Fondos Europeos – Next Generation

Agendas, potencial y peligros

Uno de los grandes peligros de las políticas europeas para la recuperación es que se centran directa y literalmente en la recuperación de la situación económica e industrial previa a la crisis generada por el COVID-19. En este sentido corremos el riesgo de que los fondos se destinen a fortalecer el tejido industrial ya existente, a aquellos sectores punteros para la exportación fuera del continente o a la competencia y no dependencia industrial de China o de Reino Unido. La otra opción es que los fondos se destinen para generar procesos de industrialización, de activación económica y de recuperación social.

Extremadura, desde la perspectiva del CJEx, debería apostar por:-  Acciones de apoyo a la micro- industrialización del medio rural. El desarrollo de un tejido industrial conectado e inteligente, con planes de infraestructuras adecuados y vinculados a procesos de capacitación y formación profesional, sería una oportunidad para recuperar nuestros pueblos sobre la base del éxito contra la precariedad juvenil, el empleo.

–  Acciones para la modernización, formación y organización de las actividades agrarias y ganaderas de manera ecológica, integrada e inteligente. Los ODS nos han anunciado la necesidad de responder a las dificultades futuras que padecemos derivadas del calentamiento global. Asumiendo que las condiciones de producción se apoyarán en modelos ecológicos cada vez más estrictos, es fundamental adaptarse.

–  Educación y capacitación desde la infancia. La educación no solo debe generar trabajadores, pero incluso desde ese punto de vista cada vez es más necesario dotar a los alumnos de las mejores herramientas y habilidades blandas desde las edades más tempranas. La educación ha sido, desde su extensión pública, un elemento igualitario de salto social que no puede perder esa esencia y sucumbir a la estratificación social predeterminada desde la infancia.

–  Formación profesional, nuevas profesiones y modelos económicos. No podemos mantener las estrategias de formación profesional del siglo pasado con la intención de que sean válidas para el salto de la IV Revolución Industrial, el Internet de las cosas o la economía basada en datos.

Debemos apostar e impulsar sistemas integrados de formación y capacitación que generen mejores profesionales.-  Espacios para el desarrollo empresarial e industrial innovadores. Hay multitud de formatos y modelos creativos, adaptados a los entornos y las necesidades que se pueden implementar. Generar infraestructuras de calidad de este tipo son la base para el desarrollo de profesionales independientes, microempresas y PYMEs.

–  Economía social, cooperativismo y asociaciones empresariales adaptadas a los retos del presente. Los modelos empresariales más extendidos en el medio rural, que más padece la despoblación y desactivación económica, tienen una importante base social. Debemos aprovechar ese potencial, potenciarlo y enriquecerlo para que se pueda extender, crecer y diversificarse para asumir nuevos retos en los contextos actuales. El fuerte arraigo con el entorno de estos modelos y su implicación en la vida social los hacen fundamentales en estrategias de desarrollo rural y sostenibilidad.

–  Impulso real al I+D+i y su introducción en las cadenas de valor de la región. España está tratando de remontar una tendencia a la baja en la inversión en este campo. Si algo nos ha enseñado la pandemia de COVID-19 ha sido la importancia de invertir en I+D+i y contar con músculo industrial. Nuestro reto debe ser generar dinámicas que fomenten esta cultura, la implementen en los procesos productivos locales y sirvan para atraer nuevas inversiones, o generen oportunidades locales.

– Visión transfronteriza. Portugal no es solo un vecino con el que construir candidaturas o proyectos a fondos de la EU. Debemos cambiar nuestra percepción de las relaciones entre Extremadura y Alentejo, asumir que compartimos en gran medida las

mismas dificultades socio-económicas y políticas. Nuestra situación de periferia institucional y política del centro, estando a su vez en el interior y atravesados por una frontera. Debemos hacer de la necesidad virtud y trabajar de manera coordinada, no competitiva y solidaria, ya que juntos avanzaremos más y mejor.